Iglesia Apostólica Profética Luz de María
PATRIARCADO JUANINO OCCIDENTAL
Iglesia Apostólica Profética Luz de María
PATRIARCADO JUANINO OCCIDENTAL
En meados del siglo II, una idea equivocada es planteada en medio a los cristianos. Aprovechándose del origen pagano de buena parte de los cristianos de la época, surge la idea de transformar el Cristo en Dios. Un Dios de carne y hueso, visible a los ojos de los nuevos convertidos.
Una voz se levanta contra esa herejía. Una voz con autoridad y conocimiento. Viene de una persona de moral diáfana e sabidamente respetada. Esa persona era San Arius.
“Misteriosamente” San Arius cae y muere envenenado a camino de su consagración como Patriarca.
Se cierra el engaño del Imperio: una modificación profunda en las estructuras de lo que fue enseñado por Cristo. A este punto estaba decretado el primero Cisma del Cristianismo.
Con gran aceptación popular es consagrado Diácono y luego después es Ordenado Sacerdote por el Patriarca Pedro I de Alexandria.
Pero con el tiempo, el Patriarca pasa a apoyar el trinitarismo.
Arius se levanta contra.
Con la muerte del Patriarca Pedro I, Áquilas asume el Patriarcado de Alexandria y restituye la Ordenación de San Arius. Por aclamación popular él es sagrado Bispo.
San Arius nasce en Cirenaica (Actual Libia) en una Familia Cristiana de origen Judía.
Constantino profesa públicamente su conversión al nuevo cristianismo.
Es convocado un Sínodo en Nicea donde San Arius defiende el Cristianismo original oponiéndose a Alexandre y sus ideas trinitaristas. San Arius y aquellos que fueron contrarios al trinitarismo fueron condenados.
El Patriarca Alexandre pasa a tomar parte de las ideas Trinitaritas ahora evidentemente apoyadas por el imperador Constantino.
Arius nuevamente se levanta contra el trinitarismo, ahora defendido por el Patriarca Alexandre y, en discusión teológica, este no encuentra bases para su afirmación trinitarista. Irritado, excomulga Arius.
“
...La enseñanza que nos fue transmitida proviene de Dios, por intermedio de Jesús Cristo y de sus apóstolos, y solamente El que es el creador puede cambiarla. Nosotros, como siervos de Dios y seguidores de Cristo, no podemos aceptar la violación de las verdades divinas. El Maestro Jesús es la criatura más perfecta, por eso lo seguimos y lo veneramos, mas solamente Dios, que es el Creador y esta a lo alto de todo, es digno de adoración.
”
Dicho por San Arius en la defensa del cristianismo original en el Concilio de Nicea.
